El evangelio IA (según Ted Sarandos)
¿Y si la IA no fuese una ruptura sino una transformación a mejor?
Los que me leen saben perfectamente que siempre espero con entusiasmo las declaraciones trimestrales de resultados de Netflix. En las del pasado 17 de mayo no solo hubo tiempo para celebrar los buenos resultados económicos (si alguien se los ha perdido, puede recuperarlos aquí) sino también para evangelizar sobre los usos de la IA. Para una empresa que trabaja con un negocio a escala es difícil no ver las posibilidades de una tecnología que permite abaratar costes, acelerar los procesos de producción y, sí, también mejorar el producto final. Vaya, el tipo de eficiencia por la que cualquier estudio de Hollywood mataría.
Ahora bien, cada vez que una nueva tecnología entra en escena, acostumbra a producirse una reacción protectora del status quo preexistente. Los que tenemos suficiente edad como para haber vivido la era analógica recordamos perfectamente lo que ocurrió cuando la industria se topó de bruces con Internet. La brecha que provocó se ha convertido, de hecho, en el cuento aleccionador al que muchos profesionales se aferran para demonizar la IA. Pero cada vez hay más evangelistas, que predican sus bondades para ganar adeptos entre las filas profesionales. El mensaje es claro: la IA ya puede hacer muchas cosas, pero podría hacer muchas más con una industria receptiva y una fuerza de trabajo dispuesta a experimentar.
Palabra de James Cameron
Hace apenas dos años Cameron se dedicó a hacer apología del riesgo que comportaba para la industria la armamentización de la IA, comparándolo a la euforia que desató la carrera armamentística nuclear. Querer ser el primero en desarrollar una tecnología de IA puntera, capaz de eclipsar a los competidores, acabaría llevando a una escalada en la experimentación que pondría en peligro la industria audiovisual tal y como la conocemos. “Os lo advertí en 1984 y no me escuchasteis” dijo Cameron (en alusión a su filme de culto ‘Terminator’).
Las tornas han cambiado. A finales del año pasado, Cameron se incorporó la junta directiva de Stability AI, un fichaje que la compañía vendió como la intersección perfecta entre creatividad y tecnología emergente. Unos cuantos meses en el cargo parece le han permitido comprender cómo funcionan estas empresas y cómo se está moldeando la tecnología, haciendo que se replantee las reticencias iniciales. Hace unas semanas, durante su participación en el podcast Boz to the future, afirmó que la capacidad de esta tecnología para acortar los flujos de trabajo en el campo de los efectos visuales (VFX) podría cambiar profundamente las reglas del juego sin destruir el capital humano, una de las amenazas que los detractores de esta tecnología acostumbran a poner sobre la mesa.
«Si queremos seguir viendo el tipo de películas que siempre me han encantado, que me gusta hacer y que voy al cine a ver —Dune, Dune: Parte Dos, una de mis películas o películas llenas de efectos especiales y CG—, tenemos que encontrar la manera de reducir su coste a la mitad (…) No se trata de despedir a la mitad del personal de una empresa de VFX. Se trata de duplicar la velocidad de finalización de una toma determinada, de modo que el ritmo sea más ágil, el ciclo de producción más rápido, y los artistas puedan pasar a hacer otras cosas geniales, y luego otras cosas geniales, ¿entiendes? Esa es mi visión al respecto».
Cameron ve en la IA una oportunidad para la redistribución de los costes preservando los puestos de trabajo. Además, apuesta por un modelo que la ponga al servicio de la producción en determinadas áreas (especialmente en el área de efectos visuales y postproducción), no como generador de contenido completo.
El cambio en el discurso del productor, guionista y director de algunos de los blockbusters más taquilleros e innovadores de los últimos tiempos, está lleno de significado, y ha allanado el camino para más discursos pro IA. El último, el de Ted Sarandos.
El evangelio IA según Ted Sarandos
Ted Sarandos, coCEO de Netflix, aprovechó la presentación de resultados trimestrales para recoger el testigo de Cameron y llevarlo un poco más allá.
“Yo también leí el artículo sobre lo que dijo Jim Cameron acerca de hacer películas un 50 % más baratas. Pero sigo estando convencido de que hay una oportunidad aún mayor si conseguimos hacer películas un 10 % mejores. Actualmente, nuestros talentos ya están utilizando herramientas de IA para prototipos de decorado, previsualización, preparación de secuencias de efectos visuales, planificación de rodajes... todo tipo de tareas que, en definitiva, mejoran el proceso”.
Estas tecnologías, según Sarandos, no solo hacen posibles el tipo de proyectos faraónicos a los que se refería Cameron. También hacen más accesible la tecnología para que películas de presupuestos menores puedan contar con efectos especiales de gran calidad, realzando la factura final de la producción. Sarandos, en defintiva, apuesta por una democratización en el acceso a aquellas herramientas que convierten una película en película de estudio. “Nuestro enfoque es claro: encontrar formas en las que la IA mejore tanto la experiencia del usuario como la del creador” puntualizó, lo que implicará adentrarse en territorios apenas explorados para llevar las películas a otros niveles. La IA, en este escenario, podría ser un poderoso aliado para elevar la calidad de los mundos imaginados por un creador.
El discurso de Cameron y Sarandos refleja una tendencia de la industria a mostrar una actitud más amable con respecto a los usos de la IA. Esta misma semana la Academia de Hollywood difundía las nuevas normas que regirán la elegibilidad, votación y campaña de películas. Su uso no aumentará ni reducirá las posibilidades de ser nominado, según las bases, si bien la Academia se reserva el derecho a tener en cuenta el grado en que un ser humano estuvo en el centro de la autoría creativa a la hora de elegir qué película premiar. De nuevo la “cuota de participación humana”, a la que ya aludí en un post anterior, vuelve a emerger como contrapeso en la aceptación de obras en cuya creación ha intervenido Inteligencia Artifical.
La IA ya no se percibe mayoritariamente como una amenaza que sobrevuela la industria sino como una herramienta en proceso de integración cuyo impacto dependerá, en buena medida, de cómo se gestione y de quién la utilice. Parece que estamos entrando en una etapa más madura de conversación, en la que el miedo cede espacio a la curiosidad y la experimentación. Si la historia del cine ha sido siempre la historia de una tecnología que evoluciona al ritmo del talento humano, quizás la IA no sea una ruptura, sino la próxima gran transformación. Y como toda transformación, exigirá criterio, responsabilidad… y también algo de fe.
Noticias breves de esta semana
La era de los asistentes virtuales con apariencia humana está más cerca que nunca. Character.AI acaba de anunciar el lanzamiento de AvatarFX, una nueva herramienta de generación de video con inteligencia artificial que permite crear videos realistas y de larga duración a partir de simples imágenes en 2D. Con esta tecnología, los usuarios podrán poner cara y rostro a chatbots como Siri, Gemini o ChatGPT, abriendo la puerta a una interacción más natural, visual y personalizada.
OpenAI anunció esta semana un nuevo acuerdo con The Washington Post, que permitirá que ChatGPT incluya resúmenes e hipervínculos a artículos originales del periódico en sus respuestas. El acuerdo forma parte de una estrategia más amplia de OpenAI, que ya ha firmado convenios similares con más de 20 medios internacionales, incluyendo The Guardian y Axios.
¿Puede la IA ser verdaderamente creativa? Mientras guionistas, artistas de VFX y creativos en Hollywood aún lidian con el impacto de las herramientas de IA actuales, como los guiones generados por máquinas o la automatización de procesos visuales, en Silicon Valley ya se persigue una meta aún más ambiciosa: la inteligencia artificial general (AGI). Gigantes como OpenAI, Google DeepMind y Anthropic aseguran que sistemas “más inteligentes que casi todos los humanos” podrían estar a solo unos años de distancia.
La semana pasada escribimos acerca del nuevo proyecto de David Goyer, ‘Emergence’. Para quienes quieran escucharlo de primera mano, hay un nuevo episodio del podcast de The Ankler en donde el guionista explica por qué se interesó en esta iniciativa y qué dicen sus detractores.
¡Hasta la semana que viene!
Elena